jueves, 29 de marzo de 2012


DANIEL PAUL SCHREBER
EL ENVIADO DE DIOS

Palabras clave: trastorno, transferencia, paranoide, delirios, inconsciente, homosexualidad, cariño, infancia.

Daniel Gottlob Moritz Schreber
Ésta es la historia de un hombre que participó en la política alrededor de 1880, él era Daniel Paul Schreber, nació el 25 de julio de 1842 en Leipzig, Alemania y murió el 14 de abril de 1911. Fue hijo del médico ortopedista Daniel Gottlob Moritz Schreber, este dato es de suma importancia, ya que fue determinante para la decaída en su trastorno paranoico.
El padre de Schreber fue un ortopedista importante de la época, el cual introdujo la gimnasia médica y fue promotor del movimiento; utilizaba aparatos que parecen instrumentos de tortura, eran en extremo dolorosos y quizá si les ayudaba a los niños en sus posturas pero les dejaban serias secuelas. En esta época la gente tenía una mente muy conservadora y no pensaban en el daño psicológico que les causaban a sus hijos al ponerles esos aparatos, a decir verdad, en esa época lo único que importaba era ser perfecto, todo debía ser como muchos creían que tenía que ser.
herramienta de postura

Debido a la educación estricta del padre de Schreber, él desarrolló una obsesión por querer ser perfecto, era una persona muy inteligente que destacó en las ciencias políticas, sin embargo, cuando pasaba por una situación que requería mayor esfuerzo mental o que provocaba un aumento en el grado de estrés, como cuando fue nombrado Presidente de la Sala en la Corte de Apelación de Dresde, padecía síntomas como neurosis hipocondriaca e insomnios. En el año 1893 aproximadamente, con 51 años de edad, quedó al cuidado del doctor Flechsig. Comenzó a imaginar que en su cuerpo emprendían toda clase de horribles manipulaciones e intento varias veces suicidarse en el baño tratando de ahogarse, pasado el tiempo el sentía que era perseguido por personas a las cual él denominaba “asesinos de almas”.
Al entrar al psiquiátrico al cuidado de  Flechsig, es dónde podemos observar con claridad  la importancia que tienen los vínculos afectivos entre padres e hijos. Schreber como se dijo con anterioridad, quería ser una persona perfecta y anhelaba el amor de su padre y es por tal razón que al recibir la ayuda del doctor Flechsig, hace una transferencia e inconscientemente lo ve como su padre, posteriormente comienza a tener sueños donde mudaba de hombre a mujer, esto le causa un sentimiento de desagrado, pero no puede evitar sus deseos y transforma ese anhelo en algo que socialmente considera más aceptable, que es llevando sus deseos a lo glorioso y místico, por lo que Flechsig ya no es su padre, sino Dios.  Schreber quería convertirse en una mujer para poder ser penetrado por Dios y engendrar hijos que permitirían darle un nuevo comienzo a la humanidad. Sin duda el caos interno de Schreber provocó sus delirios de querer redimir el mundo para hacerlo un lugar mejor. Después de 7 años logra salir de psiquiátrico y empieza a escribir sus memorias, donde comienza a describir sus delirios, era el año de 1900 aproximadamente.
Daniel Paul Schreber
Freud interpretó el hecho de que Schreber tuviera deseos sexuales con su padre, diciendo que Schreber tenía tendencias homosexuales, sin embargo lo que él quería y buscaba era únicamente el ser querido de la manera en que su madre fue querida por su padre.
Éste caso en particular nos pareció de lo más interesante debido a que en ese entonces, existía escasa información acerca del trastorno paranoide y es increíble la manera en que Sigmund, con tan sólo la información del libro que Schreber escribió (“Memorias de un enfermo de nervios”), pudo rescatar cosas de su vida, aunque creemos que ciertamente no está completo el caso, debido a que la entrevista y el contacto personal es algo de suma importancia , por lo que mucha información está perdida, como el que Freud no tenía más información sobre la vida pasada de Schreber.
Al leer el caso de Schreber nos damos cuenta que la paranoia es otra enfermedad mental, donde la persona en vez de presentar síntomas somáticos como es en el caso de la histeria, presenta delirios. Superpone una realidad con otra.
En el tiempo en que Freud vivió cualquier actitud que un hombre tuviera y que fuera similar a la actitud o comportamiento de una mujer, se les consideraba como homosexuales a pesar de que quienes eran considerados con esa orientación, supieran que no les gustaban los hombres. Esta etiqueta durante muchos años ha sido errónea y machista debido a que todavía en el siglo XXI las mujeres continúan siendo consideradas inferiores a los hombres, aunque obviamente no es así. De cualquier forma el hecho de que un hombre sea un poco o muy afeminado suele ser motivo para  burlas. Para la mayoría de los hombres, por ejemplo en México, en donde se tiene una mentalidad demasiado machista, es considerado muy denigrante que un hombre pueda tomar el rol de una mujer y es por esta situación y muchos otros factores que no están de acuerdo  con la relación íntima entre dos hombres. Se tiene la creencia errónea de que dentro de todas las parejas homosexuales siempre uno de ellos (as) toma el rol de un hombre o de una mujer, pero no es así, esta es una decisión que determina cada pareja en su relación. Es muy diferente el saber que dentro de cualquier tipo de pareja (homosexual o heterosexual), siempre hay una parte que es más predominante ya sea en lo sexual, en la vida diaria o en cualquier circunstancia y esto no quiere decir que tomen el papel de un hombre o de una mujer dentro la relación. Consideramos que es importante aprender de la historia y construir una sociedad con equidad de género.

Lo que nos llama la atención es que a pesar de sus delirios y problemas, Schreber podía actuar de manera natural cuando estaba rodeado de más gente, no perdía la memoria, hablaba con fluidez, era razonable, ético y tenía ideas políticas positivas. Y gracias a esto es que logra escribir el libro, describiendo los delirios que tenía
Nos asombra como los acontecimientos de nuestra infancia marcan tanto nuestra vida, al grado de que como fue nuestra infancia llega a ser nuestro destino o mejor dicho nuestro futuro, en este caso aplica la reconocida frase de Freud “infancia es igual a destino”, sin embargo, no siempre es así.
Es fascinante descubrir también como algo que pareciera demasiado insignificante tuviera tanta relevancia en una persona, que no hacía otra cosa más que cargar en sus hombros los anhelos y desilusiones que su figura primaria (padre) no pudo cumplir de una manera elocuente y perfecta. Pero aquí es donde nos ponemos a pensar ¿en verdad la perfección lo es todo?, en nuestra opinión es un rotundo NO, la razón es simple, porque nosotros somos simples seres humanos con debilidades y fortalezas, diríamos que lo mas importante en estos casos es hacer todo lo que está en tus manos para hacer las cosas bien y pensar también en ti, y no solo en cumplir expectativas que personas ajenas o anteriores a ti, que por una u otra razón no pudieron completarlas.
Por lo mismo que somos seres humanos, lo queramos o no siempre está allí la espinita de grandeza, de que creemos que teniendo cosas caras, que siendo muy exitosos, teniendo dinero, una casa gigante, carros y demás, cuando en realidad todo eso sólo nos hace ser mas arrogantes y egoístas y nos cerramos a pensar en cosas que son insignificantes y no ponemos atención en las cosas que de verdad valen la pena.
Libro "Memorias de un enfermo de nervios"
Muchas veces nos pasa lo que a él le paso en cuanto a cambiar sentimientos, cuantas veces no nos hemos sentido traicionados o desilusionamos de personas en las que creíamos, pero aquí es donde decimos porque siempre los demás tienen la culpa, que mas bien ¿no es uno mismo el causante de sus victorias y sus gracias?, en nuestra opinión la perfección no existe y cabe aclarar que nadie es perfecto, pero si lo queremos podemos llegar a ser las personas que en verdad queremos ser para sentirnos bien con nosotros mismos en primera instancia y ya lo demás vendrá por añadidura.

SIGMUND Freud, Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente (1911[1910])” en Obras Completas tomo 12. Edit. Amorrortu editores, Alemania, 1911-1913, pg 1-21

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